miércoles, 4 de enero de 2017

Fernando Valadez Grandes Cantantes De Boleros

Fernando Teodoro Valadés Lejarza, (Mazatlán, Sinaloa, 1 de abril de 1920 — Ciudad de México, 14 de diciembre de 1978). Compositor, pianista y cantante mexicano, más conocido como Fernando Valadés.





A los 18 años de edad compuso Te diré adiós, canción que tuvo éxito y lo animó a seguir produciendo. El mismo cantaba y ejecutaba sus creaciones acompañándose al piano y en ocasiones de tríos.









Grabó más de 100 composiciones y recorrió actuando en México, Centro y Sudamérica, los países del Caribe, así como en Estados Unidos.






Algunas de sus canciones han sido grabadas por artistas como: Ángela Carrasco, Virginia López, Elisa Pérez Meza, Trío Los Zafiros, Lucía Méndez, entre otros.









Mazatlán es una ciudad del noroeste de la República Mexicana y cabecera del municipio del mismo nombre. Fundada en 1531 esta situada en el estado de Sinaloa y es la segunda en importancia de la entidad.








Actualmente este puerto es uno de los destinos turísticos de playa más importantes de México. Se ubica a 21 kilómetros al sur del Trópico de Cáncer y colinda al norte con el municipio de Concordia y al poniente con el litoral del Océano Pacífico






Es también conocida como "La Perla del Pacífico" por el clima cálido, el mar, su gente, sus riquezas naturales y sus paradisíacas playas.







La ciudad se ha ido extendiendo con nuevas colonias, infraestructura, complejos turísticos y muchos kilómetros de playa localizada a lo largo de la zona costera que recorre 17 kilómetros.







Fernando Valadés, uno de los más grandes artistas de la Época de Oro de la música mexicana, sigue vivo en la memoria de sus seguidores. En Mazatlán, estado de Sinaloa, México, encontramos a su hija, y con ella, la herencia musical y artística de uno de los grandes boleristas de América.






Del cine y de las telenovelas una marca de su identidad. Y no se conformó con hacerlo para sí mismo, para su propia tierra; la creó, difundió y expandió por todo el continente. 







Sus rancheras y corridos han acompañado a América desde hace muchas décadas. Qué decir del cine, y qué no decir de las telenovelas, cuyo esquema hace rato se agotó y sin embargo hoy siguen tan campantes produciéndose y vendiéndose como si nada.





El respeto y el amor que los mexicanos sienten por sus artistas, solo es comparable con el orgullo que profesan por su folclor y su idiosincrasia. Y ese orgullo no es gratis, la industria del entretenimiento mexicana mueve millones de dólares al año. 






Ellos crearon sus ídolos y supieron convertirlos en leyenda. La galería de actores, actrices, cómicos y cantantes es verdaderamente admirable. Fernando Valadés, el compositor e intérprete de canciones tan bellas como "Por qué no he de llorar", "Cómo de que no", o "El diccionario", hace parte de esa lista de lujo. 






Cuando pequeño, una sirvienta de su casa, endulzó un biberón con polvo matahormigas, confundiéndolo por azúcar, lo cual afectó al pequeño Fernando, causándole tremendos y graves problemas de salud, que aunque se logró salvarle la vida, le dejaron secuelas de inmovilidad en sus piernas. 






Se casó con Lucila Valdéz Tirado, una joven bellísima con la cual procreó catorce hijos. Fue marido ejemplar y al saber a su esposa enferma y desahuciada, se hunde en la depresión y muere de un infarto en diciembre de 1979.







De hecho Don Fernando, apoyó a mucha gente con discapacidad en sus piernas, pues reconvertía carros para adaptarlos a este tipo de personas, para convertirlos en conductores que utilizaban sólo sus manos en las maniobras automovilísticas. Sus habilidades en tornería y mecánica, le hicieron contar toda su vida con maquinas especializadas, con las cuales hacía infinidad de trabajos para su casa y sus amistades.






En sus múltiples viajes al y desde el Aeropuerto, cuando iba o regresaba de sus giras nacionales o internacionales, Luis Cárdenas alias “El Largo”, era el taxista encargado de transportarlo, por lo cual cultivaron una gran amistad y cuenta uno de los hijos de este conductor que cuando pasaba por la 21 de Marzo donde vivía Don Fernando y el maestro estaba tocando el piano, le lanzaba algunos gritos, lo cual provocaba un saludo entre taxista y compositor, donde esté último procedía a hacer sonar con más fuerza su piano.






Otro incidente curioso en la vida del artista cuenta su hija Conchita Valadés de Boccard, hija menor de Fernando y quien amablemente  concedió una entrevista en “Casa Lucila”, un bello hotel boutique ubicado en Olas Altas, quien dijo como cuando el artista visitó Guasave, los entusiasmó tanto que no quisieron que nadie en la ciudad se quedara sin escuchar al músico, por lo cual ingeniosamente adaptaron una góndola con una bocina, cantando y tocando Fernando sus éxitos a lo largo y ancho de sus calles, para regocijo de sus pobladores.





Al igual que su hermano Miguel, Fernando era amante del arte fotográfico y contaba con un magnífico equipo que siempre llevaba consigo. Platica su hija Conchita, que del cúmulo de imágenes disponibles se está seleccionando un material que acompañará la biografía de Don Fernando en su libro de próxima edición. 






Un pasaje con la obra y el anecdotario de este orgullo de Sinaloa, lo podemos encontrar al visitar “Fernando Jazz Bar” de “Casa Lucila”, allá frente al monumento a Pedro Infante, acompañado de la hermosa bahía de Olas Alta.






Corría el año de 1920 en el bello puerto de Mazatlán, Sinaloa, en una mañana soleada y golpeada por la brisa del mar, donde la familia de Doña Esther Lejarza de Valadés, estaba reunida pues ya llevaba nueve meses de embarazo y en aquella época los hijos solían nacer en la casa de sus padres. 






Estaba en su plenitud la primavera en el día 1° de abril, donde los mangos frutales de la casa se encontraban en su momento floreciente y la continua presencia de las grabaciones musicales del Maestro Fernando Valadés.



Fuente-https://es.wikipedia.org/wiki/Fernando_Valadés




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