El diputado socialista Beto Albuquerque (PSB-RS) dijo que la candidata Marina Silva no debe preocuparse por la eventual falta de una mayoría parlamentaria, porque gobernará "con la fuerza de las calles".
Según el compañero de fórmula de la senadora ambientalista, favorita en las encuestas de intención de voto para las presidenciales de octubre, una vez que Marina gane "tenemos que salir a la calle a darle apoyo para que pueda exigir del Congreso los cambios necesarios para el país". En Brasil suelen ser necesarias amplias alianzas parlamentarias para que el Ejecutivo pueda avanzar con sus proyectos, ya que en el Parlamento convive una treintena de partidos.
El diputado socialista Beto Albuquerque, candidato a la vicepresidencia en la fórmula que encabeza la ambientalista Marina Silva, afirmó que, de llegar al gobierno, la ex ministra gobernará el país "con la fuerza de las calles", minimizando el hecho que la candidata tendrá una escasa representación en el Poder Legislativo y carece de una articulación política consistente que le permita generar alianzas en el Congreso.
"Las urnas, cuando te dan esa fuerza, permiten que se establezca una relación política para el arranque. Es decir, no vamos a proponer la reforma tributaria o la reforma política en el tercer año. Vamos a proponerla en los primeros meses del gobierno, para que esa base de la sociedad que se está viniendo con nosotros permita una negociación diferente en la Cámara y en el Senado. Nosotros vamos a construir esa mayoría, pero sin darle más poder a los viejos zorros", afirmó el diputado, en una crítica alusión a legisladores experimentados y con gran control del Congreso, como los senadores José Sarney y Renan Calheiros.
Luego, Albuquerque, en declaraciones hechas el domingo, hizo un pedido: "después de elegir a Marina, tenemos que salir a las calles a darle apoyo para que pueda exigir en el Congreso los cambios necesarios para el país".
Analistas prevén que una tentativa de Marina de gobernar de espaldas al poderoso Congreso brasileño le restaría fuerza política, y la emparentaría con presidentes como Fernando Collor (1990-1992), cuyo gobierno fue débil por no contar con una coalición parlamentaria bien articulada que los respaldara.
Collor, tras haber ganado la elección presidencial con amplia mayoría, renunció antes de ser destituido por el Congreso bajo acusaciones de corrupción.
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