La polémica se apoderaba de círculos políticos chilenos el martes, después de la revelación de que Chile pidió ayuda a Estados Unidos para afrontar el "problema mapuche", mientras que los indígenas consideraron que los cables divulgados por WikiLeaks el lunes son un "tapa boca".

Los documentos de WikiLeaks indican que Estados Unidos no encontró vínculos entre los indígenas mapuches -que luchan por sus tierras al sur de Chile- y grupos armados internacionales como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) o ETA, y que además consideró que sus protestas fueron magnificadas por los medios locales con "descarados titulares".
Esta conclusión se dio después de que Chile pidiera a Estados Unidos en 2008 colaboración en inteligencia para afrontar lo que definió como "problema mapuche", ante sus sospechas de que esa etnia podía radicalizarse y tener contactos con grupos armados.
"Es un tapa boca para todos quienes se han esforzado por relacionar la causa mapuche con organizaciones terroristas", dijo Aucán Huilcamán, werkén o líder del Consejo de Todas las Tierras, una organización que agrupa a varias comunidades mapuche, el martes a la AFP.
A su juicio, los cables de WikiLeaks revelan también que los gobiernos de centro-izquierda (que gobernaron Chile entre 1990 y 2010) "nunca tuvieron un interés real y efectivo de resolver el problema de los pueblos indígenas de Chile y de los mapuche".
El senador oficialista Alberto Espina (derecha) consideró que pedir ayuda a Estados Unidos por ese tema "es un hecho que no corresponde, ya que Chile tiene los mecanismos para determinar un vínculo de esa naturaleza".
La petición a EEUU fue hecha por el entonces jefe de gabinete de Bachelet, Edmundo Pérez Yoma, según mensajes enviados por la embajada estadounidense al Departamento de Estado. Cinco mensajes indican que el ministro Pérez Yoma pidió ayuda a Estados Unidos para investigar a las comunidades mapuches y su eventual vinculación con organizaciones como la guerrilla colombiana Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y la armada vasca ETA.
Los mapuche se asientan en su mayoría en la región de La Araucanía, unos 600 kilómetros al sur de Santiago, donde comunidades reivindican tierras -hoy en manos privadas- a través de ocupaciones ilegales e incendios, reprimidos por la Policía. Algunos, han sido condenados o están siendo procesados por una severa ley antiterrorista de la época de la última dictadura militar (1973-1990).
Tras investigar el tema, la inteligencia estadounidense llegó a la conclusión de que los mapuches son no violentos y que sus protestas por la reivindicación de tierras fueron "magnificadas por los medios" de prensa chilenos, en su mayoría de tendencia conservadora.
"La destrucción de propiedades, que supone la inmensa mayoría de acciones ilegales de los mapuche, se presenta frecuentemente a todo color con descarados titulares y a veces una cobertura muy superior a la que se da a crímenes mucho más graves cometidos por chilenos no indígenas", dice uno de los cables.
También se desestima la vinculación con grupos armados, señalando que de existir esporádicos contactos, eran "informales e infrecuentes", tratándose más bien de un "turismo de guerrilla".
Los mapuche, que representan cerca del 6% de la población total de 16 millones en Chile-, son la mayor etnia chilena, sufren altos grados de discriminación y según estadísticas oficiales, tienen niveles de pobreza mayores a los de la población no indígena.
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