Toña la Negra (Veracruz, Veracruz, 17 de octubre de 1912,fue el nombre artístico de María Antonia del Carmen Peregrino Álvarez, cantante mexicana de boleros y de canciones de Agustín Lara.
1932
Para 1927 ya se había casado con Guillermo Cházaro Ahumada, quien la llevó a ciudad de México con su primer hijo, de solo cuarenta días de nacido.
1932
El 16 de julio de 1929 debutó en el cabaret El Retiro y haciendo temporada en ese lugar, donde se la conocía como la Peregrina, la conoció don Emilio Azcárraga Vidaurreta quien fue, junto con Enrique Contel, la bautizaron como Toña la Negra.
1975
Empezó a ser reconocida con su interpretación de la canción “Enamorada” de Agustín Lara, quien también produjo para ella temas como “Lamento Jarocho”, “”Veracruz, “Noche criolla”, “Oración Caribe”, “Palmera”, “La clave azul” y “La cumbancha”, que presentaron juntos en una revista musical en el Teatro Esperanza, en diciembre de 1932, con tanto éxito que debieron prolongar sus presentaciones por mucho tiempo.
Su tono de voz era más bien grave, con un sonido aterciopelado y redondeado, e impecable técnica vocal, caracteristicas que se convirtieron en su sello interpretativo.
Azcárraga la incorpora al elenco de la emisora XEW, donde se presentaba a veces acompañada por Lara y otras por la orquesta de Alfredo Girón.
Poco después empiezan sus fastuosas presentaciones en el Teatro Politeama, frente a las Vizcaínas y al lado de la calle San Juan de Letrán. Sus grabaciones para el sello RCA Victor constituyen uno de los más preciosos legados musicales en la historia del bolero.
“Este amor salvaje”, “Por qué negar”, “Obsesión”, “Mentiras tuyas”, “Y sin embargo te quiero”, “Noche criolla”, “Pesar”, “Vereda tropical”, “Cada noche un amor”, “Angelitos negros”, “Lágrimas de sangre”, “Estás equivocado”, “De mujer a mujer”, “Como golondrinas”, “Diez años” y “Cenizas” son algunos de sus títulos de éxito que grabó en más de 75 discos LP, algunos de ellos para el sello Peerless. Ya famosa durante muchísimos años, ella llegó a grabar dos canciones con la legendaria Sonora Matancera en 1974.
Toña la Negra llevó siempre una vida personal muy reservada, lejos del brillo de las luces y los escándalos, por lo que poco se sabe de su familia, solo que tuvo tres hijos con su primer marido, de quien se divorció en 1950. Posteriormente se casó de nuevo con el bajista Víctor Ruiz Pasos. En los últimos años, con algunos achaques de salud, se fue retirando de los escenarios y grabaciones.
El director de cine alemán Christian Baudissin realizó un documental sobre Toña la Negra para televisión en 1993 con entrevistas con su exmarido el músico Vittillo (Víctor Ruiz Pazos) y otros artistas que la conocieron en vida.
Símbolo de una irresistible presencia, significativa para millones de habitantes del subcontinente, esta mujer sin par, fallecida el 19 de noviembre de 1982 en la capital de su país, sembró sentimiento, y lo sembró bien, de tal suerte que cuando se conoció la noticia de su partida, sus admiradores se preguntaban si el mundo podría seguir andando sin ella.
Y sí, seguía caminando, pero mal, para estar claros, porque cuando se trata de sacar las cuentas en torno a las voces femeninas que han integrado esencia, conciencia, calidad y sentido social de pertenencia a un pueblo y a una raza, el saldo no es favorable.
No necesitó promover escándalos ni asumir posturas de diva para destacarse, y lo jarocho, lo veracruzano -el haber nacido en la alegría de un puerto que fue llave y entrada de la cultura española a México en 1519- lo transpiraba con dulzura, y de ahí su permanencia.
No sólo fue intérprete de Agustín Lara, sino de compositores y poetas que combinaban el hacer y el decir: entre ellos Rafael Hernández, Sindo Garay, Gonzalo Curiel, Ignacio Piñeiro, Pedro Flores y Andrés Eloy Blanco, además de asumir un papel bien femenino en una época en que a las mujeres se les negaba hasta el voto, tomando un papel que iba más allá de tener hijos y esperar, hermanádose así con María Teresa Vera, Rita Montaner, Omara Portuondo y otras figuras -y hoy Guadalupe D`Alessio y Paquita la del Barrio, toda proporción guardada-, que reivindican orgullosamente a su género.
Sólo se alzó con su ternura, nada pidiendo, sino recibiéndola a lo largo de medio siglo exacto de tránsito profesional, sin que después de 1982 se le deje de escuchar en la radio, en la intimidad del hogar o en un viejo disco hoy convertido en CD, asombrados siempre de la permanencia de su voz, y es que, como se dice de Carlos Gardel, cada día canta mejor. Para los de su tiempo ella no ha muerto, y eso que han pasado más de dos decenios de que un paro cardiaco acabó con la vida de esa mulata color canela que, más bien, se murió de ternura.
Toña la Negra llevó siempre una vida personal discreta, reservada, lejos del brillo de las luces y los escándalos. Tuvo tres hijos con Cházaro Ahumada, casándose después con el baterista y jazzista Víctor Ruiz Pazos. En sus últimos años, con visitas frecuentes a sus amistades y algunos malestares de salud, vivió casi retirada de fiestas, escenarios.