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jueves, 17 de noviembre de 2016

Ginette Acevedo Inolvidables Interpretes femeninas

Ginette Acevedo. (San Fernando, Chile, 15/04/1942). Cantante de boleros, folclor y balada.
Una voz profunda y con matices, ideal para la interpretación del bolero o de la canción folclórica más sentimental, distinguió a Ginette Acevedo desde los años 60.





La cantante fue una de las primeras en grabar en Chile canciones de raíz folclórica latinoamericana pensadas para una difusión masiva. La apuesta fue un éxito que extendió su nombre por Argentina, Perú, Venezuela y México antes de que cumpliera los 30 años. 




Desde entonces se ha mantenido activa, sobre todo en espectáculos en vivo y títulos como "La torcacita" y "Mujer en el tiempo" demuestran su huella en la música chilena.Varios son los hitos que rodean la trayectoria de Ginette





Pero sin duda que su paso por Argentina, país al que llegó en 1964 siguiendo a su primer marido, el productor de espectáculos Luciano Galleguillos, marcó su carrera artística. Además de editar discos y promocionarse a través de extensas giras, la cantante fue convocada en 1967 a participar de dos películas musicales en Argentina: Pichones de hombre (el debut del legendario Sandro en el cine) y Chao, amor.




Dos retiros voluntarios del ambiente artístico también son relevantes en la carrera de Ginette Acevedo. El primero lo asumió a fines de los 60, cuando la cantante decidió renunciar al éxito en Argentina y regresar a Chile. 



Sin embargo, gracias a los consejos de Palmenia Pizarro volvió a grabar en 1972, pero dos años después volvió a dejarlo todo.Su regreso se consumó en 1977, cuando Gonzalo Bertrán la convocó para el estelar televisivo Esta Noche Fiesta






Desde ese momento, Ginette Acevedo mantuvo una constante presencia en televisión durante los 80. En 2005 publica "Llegó Navidad".



La voz de la ternura




La actividad de su padre, un militar asignado a la Escuela de Infantería, obligó a su familia a trasladarse de San Fernando a San Bernardo cuando Ginette tenía dos años. Fue en esa comuna del Gran Santiago que desarrolló todos sus estudios escolares y comenzó a interesarse en el canto.






Como casi todos los intérpretes de su generación, su primer escenario fue el de las radios. Cada domingo en la mañana su voz podía escucharse en “La revista postal telegráfica”, de Radio Minería



La joven había cumplido hacía poco los 18 años y aún consideraba el canto como una afición. No tenía estudios al respecto y se aferraba a lo que los entendidos describían como un registro (naturalmente impostado). Su repertorio inicial eran éxitos de la Nueva Ola, e importaciones de baladistas estadounidenses, como Connie Francis y Brenda Lee.






Camilo Fernández, exitoso productor, intuyó en ella la comodidad con lo que desde Argentina comenzaba a trabajarse como una corriente de renovación del folclor litoraleño. El libro Historia social de la música popular en Chile, 1950-1970 explica que «junto a Lorenzo Valderrama será Ginette Acevedo quien se destaque en Chile por sus grabaciones de repertorio litoreleño y paraguayo. “Yo era la versión femenina de Lorenzo —afirma la cantante—. Nuestro estilo era más adulto, no tan colérico como el de la Nueva Ola”.



La argentina Ramona Galarza se impuso entonces como su modelo. «La cadencia de las canciones estaba muy de acuerdo con mi manera de cantar», recuerda ella, quien grabó su primer single, la guarania “No quiero ser” (1963), y se asentó de inmediato como una de las nuevas voces jóvenes de éxito en el país, capaz de cruzar generaciones con una combinación de frescura y tradición. 






Esa canción estuvo nueve meses en los primeros lugares del ránking radial y fue elegida la mejor del año por los discjockeys y la prensa especializada de la época. Siguieron otros cuatro éxitos de compositores argentinos: “La canción del Jangadero” (Jaime Dávalos y Eduardo Falú), los rasguidos dobles “Puente Pexoa” y “Collar de caracolas”, y la guarania “Anahí” (también grabada por Lorenzo Valderrama).






En La voz de la ternura (1963), su primer LP, se encuentran galopos, guarainas, polcas y pregones correntinos. Eran grabaciones delicadas, con la voz de Acevedo sobre arreglos de conjunto con arpa, violines y guitarra. Su primer arreglador fue el guitarrista Óscar Arriagada. Más tarde, colaboró varias veces con los directores Hugo Ramírez, René Calderón (padre) y Horacio Saavedra.






El tema “Está de más”, de Ricardo Jara, otorgó a Ginette Acevedo el primer lugar en el apartado internacional del Festival de Viña de 1964. La cantante ya debía asumirse como una artista profesional, y por eso fue dejando de lado su aspiración de estudiar Pedagogía en inglés.



«Muchos no podían creer que yo fuera chilena, más que nada por el repertorio que cantaba. Se asumió por mucho tiempo que yo era una cantante argentina», recuerda. 






Desde fines de 1964, Ginette Acevedo continuará su carrera en Argentina, donde era presentada como “La voz dulce de América”, logrando su definitiva profesionalización y proyección latinoamericana, y llegando a ser portada de la prestigiosa revista Folklore. 



En 1967, participaba en tres programas de televisión en Buenos Aires: “Telemúsica”, conducido por Raúl Matas; “Argentina canta y baila”, donde formaba parte del elenco estable junto a Atahualpa Yupanqui, Eduardo Falú y Los Fronterizos; y “Domingo 67”, en el que era la figura principal. Además trabajaba en radio y se presentaba hasta en seis clubes de baile semanalmente.






Además del rasguido doble “Gaviota” (1965), uno de sus mayores éxitos de entonces fue el registro que hizo para la musicalización de Ramón Ayala sobre el “Poema 20”, de Pablo Neruda. El propio poeta había manifestado a Ayala que para él «sería un placer» que la voz quedara a cargo de Acevedo, revela la cantante. 






La grabación se convirtió en un éxito en varios países, y puede encontrarse en un álbum del mismo nombre publicado en 1966, junto a versiones para temas como “El corralero” (popularizada poco antes en Chile por Los de Las Condes, uno de los grupos de Pedro Messone) y “Encadenados”, famoso bolero. 



Más tarde, Ginette Acevedo encontraría en otra composición emblema del neofolclore chileno un pase de éxito internacional, gracias a su grabación para “Arriba en la cordillera”, de Patricio Manns. Su proyección internacional era ya indesmentible. 



El libro Historia social de la música popular en Chile, 1950-1970 consigna que en 1968, la cantante recibió dos premios de la RCA por ser la artista extranjera de mayores ventas en Venezuela.


El regreso a Chile


Fue más que nada su situación emocional la que decidió a Ginette Acevedo a renunciar a su ascenso profesional en Argentina y regresar a Santiago. Su matrimonio arrastraba hacía tiempo problemas que derivaron en una separación, y su padre había muerto hacía poco: la joven sentía la necesidad de un ancla afectiva entre los suyos. La angustiaba una mezcla de estrés y depresión, y no veía mayor futuro para una actividad musical que a esas alturas sólo le producía tensión, recuerda. Acevedo regresó a Chile a mediados de 1970, y redactó una carta de despedida a sus fans que se publicó en revista Ritmo. Creía que con ella cerraba para siempre su carrera musical.



Fue su amiga Palmenia Pizarro quien la convenció de volver al escenario. Con el argumento de que «no podía ser tan irresponsable de abandonar así a mis fans», recuerda Acevedo, Palmenia la llevó al sello Philips, donde la esperaba un tema que Óscar Cáceres y Luis Barragán habían compuesto pensando en su voz. Se llamaba “La torcacita”, y relataba la desesperanza de un hombre sumido en el desamor. 






Para la intérprete, la canción tocaba cuerdas muy cercanas a su reciente depresión sentimental. Luego de ensayos y arreglos, la canción ganó el apartado folclórico del Festival de Viña de 1971 y es hasta hoy la más popular de su repertorio. El tema se incluyó más tarde en el álbum Ginette.



Tras un par de años de trabajo intenso, se produjo un segundo retiro, en 1974; esta vez por su nuevo matrimonio y su decisión de establecerse en familia. Dos años más tarde nació su primer hijo.






En 1977, la plana mayor de los estelares de Canal 13 llegó hasta su casa para convencerla de volver a la televisión, al programa (entonces a cargo de Gonzalo Bertrán) “Esta noche fiesta”. Fue el primero de varios espacios televisivos que contaron con su presencia desde entonces y durante casi todos los años ’80. Del período, su álbum más importante fue Mujeres de Chile (1979), un trabajo compuesto por Willy Bascuñán del que se destacó el tema “Mujer en el tiempo”.



Pese a su presencia constante en televisión, era la autogestión el único cauce de trabajo para Ginette Acevedo durante esa época. Sin contrato discográfico, a partir de 1982 ella misma buscó el modo de publicar y distribuir sus grabaciones. 






Con arreglos de Miguel Zabaleta, el cassette Así de simple (1988), por ejemplo, fue su personal recopilación de buenas canciones chilenas que alguna vez habían participado en festivales sin ganar ningún premio (el título provenía de una composición de María Angélica Ramírez). El álbum Mis raíces (2000), con arreglos de Juan Carlos Duque, reencontraría a la cantante con el repertorio de raíz folclórica que más la apasiona. Del disco sobresalió “Cómo te explico mi país”, original de Tito Fernández.






A fines del 2003, la cantante decidió celebrar los cuarenta años desde la aparición de su primer single con un concierto en el capitalino Teatro Providencia, en el cual también participó Palmenia Pizarro. Hasta bien entrados los años 2000 Ginette Acevedo se mantuvo activa en una dinámica constante de presentaciones en vivo y autoediciones discográficas. Destaca entre estas últimas, el disco a dúo con Valentín Trujillo Desde el alma (2012), grabado sólo a piano y voz.


Fuente-musicapopular.cl /https://es.wikipedia