Carlos Julio Ramirez fue un cantante Colombiano del Siglo XX, se puede decir que resaltó y dio a conocer a este país. Se dedicó a hacer Barítono que es aquella voz cuya tesitura se encuentra ubicada entre bajo y el de un tenor de la opera. Canto los géneros: Ópera, Bolero, Jazz, Bossa-Nova, Música colombiana.
Poco tiempo después se traslada con su familia a Bogotá, donde le surgieron diversas oportunidades de crecimiento profesional. Allí le vinieron presentaciones en el Teatro Municipal, el Teatro Faenza y varios viajes a Medellín donde el público lo apodó a él y su hermana "Los Jilgueros de Colombia".
En uno de sus viajes conoce al político conservador Laureano Gómez, quien, maravillado por la voz de Ramírez, lo inscribe en clases de canto con el profesor Emilio Murillo y lo matrícula en el colegio internado de la Comunidad Salesiana de la ciudad de Bogotá.
Murillo intentó matricular a Carlos Julio Ramírez en el Conservatorio Nacional pero dentro de severos conceptos ortodoxos fue rechazado por estar "viciado de bambuco".
Por aquel entonces, conoció a Carlos Gardel, de quien se cuenta que le dijo: "Pibe, no te quedes en tu tierra con esa voz". Cuatro años vivió en la capital Argentina y durante dos años y medio formó parte de la Compañía de Ópera del Teatro Colón, donde cantaba junto a Lily Pons y Giacomo Lauri-Volpi.
Era el barítono más joven de la compañía y era considerado como el de mejor porvenir, asimismo recibió importantes ofertas para cantar en Europa. Emocionado preparó maletas y se marchó de Buenos Aires. Apenas había llegado a Brasil, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial.
Dadas las circunstancias, cuando aún dudaba si volver a Argentina o regresar a Colombia, le surgió un contrato para trabajar en el "Casino de la Urca" en Río de Janeiro, un club nocturno comparable entonces al Copacabana donde continuaron sus triunfos como cantante popular. Fue entonces que pensó en trasladarse a New York.
Llegó en los años 40 al teatro Metropolitan Opera House. El crítico e historiador musical Irvinge Kolodin, que escribía los programas del Metropolitan, dijo que el Largo al factotum de Ramírez había sido superior a los realizados por los míticos barítonos Titta Ruffo y Ezio Pinza, en tecnologías anteriores al disco.
Desafortunadamente, ignoraba cómo era New York, y cómo los artistas del Metropolitan eran contratados con bastante tiempo antes de comenzar la temporada de opera.
Ramírez había incursionado en la lírica en el Teatro Colón de Bogotá, experiencia que intensificó al hacer parte de la Compañia de Ópera de Adolfo Bracale y la Compañía de Zarzuela de Marina Uguetti.
En 1944 comienza su incursión el la industria cinematográfica. La productora cinematográfica estadounidense Metro Golden Mayer decidió contratar a Carlos Julio para que participara en varias de las producciones de la época, actuando en siete películas, entre ellas, la producción Escuela de Sirenas. También presta su voz cantando el Largo Al Factotum de Gioacchino Rossini para el corto animado del director de cine estadounidense Tex Avery, Magical Maestro en 1952.
Sus primeras grabaciones de música colombiana las realiza hacia el año de 1952 con temas como “Bésame morenita”, “El camino del café”, “La carta”, “Compadre, no me hable de ella”, “Sombras”, “Arrunchaditos”, “El Trapiche”, y otras, además de muchos temas del repertorio internacional.
Carlos Julio sufría de ludopatía y a causa de esto perdió la mayor parte de su fortuna arruinándose económicamente.
Grabó en 1972 su último disco LP, con arreglos y dirección del maestro Blas Emilio Atehortúa.
Falleció en la ciudad de Miami el 12 de diciembre de 1986, aquejado por el cáncer.