Blanca Rosa Gil, también llamada “La Muñequita que Canta”, es una insigne cantante de bolero que nació el 26 de agosto de 1937 en Perico, provincia Matanzas, Cuba. Es una cubana radicada en Puerto Rico desde hace más de cuatro décadas. Fue una de las cantantes latinoamericanas más exitosas durante las décadas de 1960 y 1970, amparada por el sello Velvet.
En 1959 grabó el LP "Sombras" y el sencillos "Cristal" el siguiente año (1960). En 1961 ya estaba en México. Para 1966 grabó el bolero “Hambre”, del mexicano Rosendo Montiel Álvarez, que permaneció más de un año en los escalafones de popularidad, significándole el máximo hit de su carrera.
Hacia el año 1980 se alejó de los escenarios tras abrazar la “fe cristiana”. En el 2003 regresó con una nueva producción y con un estilo totalmente diferente al que se le conocía y por el que se había hecho famosa.
"La Dueña y Señora del Bolero", como también se le conoce a Blanca Rosa Gil, es una de las grandes intérpretes del bolero que copó toda una época de la canción romántica con aquellas famosas composiciones como “Hambre”, “Cristal”, “Tu me hiciste mujer”, “Besos de Fuego” y “Besos Brujos”. Por su voz se convirtió en todo un éxito, caracterizándose, como ninguna otra cantante por la forma en que se expresaba con sus manos, lo que convirtió en un arte adicional.
El tiempo transcurrido no ha hecho mella en su voz, que se proyecta con la nitidez, el poderío y el temperamento que la convirtieron en estrella internacional durante los albores de la década de 1960. Sobre todo, exponiendo un repertorio en el que arremetía ferozmente contra los hombres… aunque no a un nivel tan exagerado como el que hoy utiliza la mexicana Paquita la del Barrio.
Se ha especulado que Blanca Rosa Gil comenzó su incursión en el ambiente artístico en compañía de sus hermanas Rita y Mercedes, con quienes realizó los primero pinitos de su fructífera carrera a muy cortas edad.
Nació en Cuba y siendo aún una niña la llevaron a Venezuela en compañía de una familia de grandes recursos económicos que tenía estrechas relaciones con el mundo artístico, o intereses con este medio.
Es así como en una oportunidad, estando ella en un evento de corte infantil, alguien la oye cantar y queda prendado de lo que sus notas musicales producía, por lo que procura hacer los arreglos necesarios con quienes la representaban, ya que como era menor de edad, necesariamente se requería la autorización de sus representantes para cualquier clase de convenio que la involucrara.
Una vez finiquitado tales arreglos es contratada para trabajar en un programa infantil llamado “Humo y Fantasía”, dedicado a la promoción de noveles artistas con condiciones naturales para la actuación, el canto o la desenvoltura en público.
Las cosas de la vida no necesariamente siguen un curso lógico, sino que muchas veces se convierten en contrastes inimaginables, ya que siendo Cuba la cuna de la música en general, la meca donde en aquella época todos los cantantes debían pasar sus exámenes de aptitudes, precisamente esta gran dama de la canción es descubierta en Caracas, quien es nativa de la Perla del Caribe, y es contratada para que fuera a cantar precisamente a la Habana, Cuba, a la temprana edad de aproximadamente 18 años.
Así prácticamente comienza la vida artística de la gran Blanca Rosa Gil, quien al comenzar a trabajar se hace tan popular que es requerida por grandes cabaret, la radio y la incipiente televisión, donde sus presentaciones tienen un gran éxito, lo que hace que su fama trascienda y comience, no solamente a codearse con los mejores artistas cubanos, sino a cotizarse como una de las mejores cantantes del ramo.
De manera que, dada la fama que había adquirido, comenzaron las ofertas de trabajo en el exterior, realizando numerosas giras por todos los países latinoamericanos y por los Estados Unidos, con un éxito grandioso, que la coloca en el pedestal donde están ubicadas las grandes figuras del canto popular. Blanca Rosa Gil prácticamente se convierte en una artista nómada, puesto que nació en Cuba, se residenció por varios años en Caracas, Venezuela, vivió en México, sé radicó por casi nueve años en Miami, Estados Unidos, y por último escogió como su domicilio permanente la bella isla de Borinquén, donde ha permanecido por más de 40 años.
Existen en la vida de la señora Blanca Rosa Gil muchas interrogantes, y una de las que más llama la atención es la relacionada a que siendo ella considerada la cantante más popular de las décadas de los 60 y los 70, la más destacada en ventas de sus grabaciones, donde el tema “Hambre”, grabado en los 60, adquirió una popularidad inigualable, arrasando en venta como ninguna otra grabación; luego graba “Cristal”, en los 70, que junto con “Besos Brujos” y “Besos de fuego”, se convierten en su voz en verdaderos éxitos con súper ventas garantizadas, repentinamente haya desaparecido del mundo artístico como por arte de magia.
Llama la atención que varios de los boleros que ya había grabado ahora los interpreta adaptados a otros géneros. Musicalmente le quedaron muy bien, aunque muchos de sus seguidores hubieran preferido que ella se hubiera mantenido en su línea habitual.
“Ayer y hoy” contiene 16 selecciones, cinco de ellas nuevas versiones de éxitos que la consagraron: “Cristal” (de Marianito Mores); “¿De qué presumen?” (de Homero Aguilar Cabrera); “Mal hombre” (de L. Mendoza); “Fuiste mío primero” (de Luis Kalaff ) y “Mal pago” (de Héctor Flores Osuna)… ¡en ritmo de salsa! El resto del contenido es el siguiente: “Ama”, en tiempo de samba (de Luis Demetrio); “Me queda la experiencia”, reggae-conga (de Concha Valdés Miranda); “La vida es un largo camino”, gospel (de René Touzet); “Tú me hiciste mujer”, bolero ranchero (de Ivette Marchand); “Estoy enamorada” y “¿Qué has hecho de mí?” (de Antonio Figueroa Carrillo, su esposo); (de su propia autoría) y, de la firma de Juan “Chino” Pacheco y Jaime Ortiz Tapia – propietarios del sello JT Records – la guajira “Tierra mía”, la balada “Te soñé libre” y la salsa “La azúcar de Celia”, obviamente dedicada a la irrepetible Celia Cruz.
Se dice que se debió a que abrazó la religión o la fe cristiana, a la que le dedicó todo su tiempo y se convirtió en su más fiel catequizadora. Se dice que regresó en el 2003 con una nueva producción y con un estilo totalmente diferente al que se le conocía y por el que se había hecho famosa. Fama que aún perdura entre sus millones de admiradores, que la siguen considerando una verdadera diva de la canción, principalmente del bolero, por la forma única tan personal, sensible y expresiva como ella solo sabe hacerlo, lo que unido a sus particulares y no menos expresivos además, la convirtieron en algo especial, en algo fuera de lo común, ya que con el sutil, suave y cadencioso movimiento de sus manos también interpretaba sus boleros.
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