viernes, 18 de noviembre de 2016

Jorge Sepúlveda Grandes Cantantes de Boleros

Santander es la única ciudad que ha erigido una estatua a un bolerista español: a Jorge Sepúlveda.






Antiguo sargento del ejército republicano, tras pasar por el campo de concentración de Albatera, en 1941 trabajaba como contable, pero se fue a Zaragoza a probar suerte como cantante y de allí a Madrid, donde inicia su carrera artística en la Sala Casablanca en 1942







Empezó a grabar discos y sus canciones se popularizaron a través de la radio, en programas de canciones dedicadas muy escuchados en la época, cuando las orquestas y artistas de moda actuaban en directo.







El cénit de su popularidad lo vivió con sus boleros en las décadas de los 40 y los 50, cuando fueron muy populares en su voz entre otros boleros: Limosna de amor, Monísima (chotis), El mar y tú, María Dolores, Bajo el cielo de Palma, Dos cruces, A escondidas, Campanitas de la aldea, Mi casita de papel, Malvarrosa, Qué bonita es Barcelona, Quiero llevarme tu amor, La noche que te conocí, Tres veces guapa(pasodoble), Monasterio de Santa Clara, Santa Cruz o Sombra de Rebeca y muy especialmente sus dos grandes números: Mirando al mar y Santander.








A mediados de la década de 1960, los boleros ya no eran la música preferida de los españoles -junto a la copla- y con la llegada de las baladas italianas y la música anglosajona, parece que su estrella declina.






Hasta que, en la década de 1970, TVE pone en antena el programa Mundo Camp, en el que reviven sus viejos éxitos, vuelve a los escenarios y se reeditan sus discos.







Nacido en 1917 en la plaza de los Escolapios, Luis Sancho Monleón,que éste era su verdadero nombre, antes de adoptar el pseudónimo artístico, tuvo un hermano que triunfó en las bellas artes en diversos países hispanoamericanos. 






La afición por la música llevó a Luis a la Sociedad Coral El Micalet, entonces situada en la calle de Juan de Vilarrasa, próxima a su casa, y allí tomó las primeras lecciones de lo que le llevaría a la fama después de la guerra civil.
En esa sociedad artística coincidió con otros dos artistas que serían después grandes figuras cómicas: Adrián Ortega y Alady.






Al principio del año 1940 trabajó muy poco tiempo como administrativo, pero enseguida se trasladó a Zaragoza, donde hizo sus primeras armas cara al público, y pronto pasó a Madrid, donde la radio fue el cauce que le lanzó al aire. 






Enseguida su nombre corrió entre el público aficionado a la canción moderna, especialmente el bolero, en el que se puso a la altura de los máximos, como Antonio Machín, Lorenzo González y otros que triunfaban en los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo. Y si bien el bolero fue su fuerte, también hizo primeras armas en el chotis y en el pasodoble.



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