lunes, 1 de febrero de 2016

Hablando de Chile quiero mostrarles algunas conclusiones


Cuando hablamos de Chile,en muchos países incluyendo Brasil, se da la paradoja de que casi nadie piensa que estemos ante el segundo País con más desigualdad de toda Latinoamérica.






La población José María Caro, en Lo Espejo, es una de las más antiguas construidas en esa comuna.




Y es que no es esa la imagen que se proyecta,ni desde dentro ni desde afuera; por causas que no me voy a entretener ahora en explicar, pero que tienen mucho que ver con el amparo estadounidense al golpe militar de Pinochet.


Algunas pinceladas que nos ayuden a entenderlo


Tomo prestado un dato de la UNESCO que me parece significativo: mientras en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el 10% más rico de la población gana entre 9 y 10 veces más que el 10% más pobre. En Chile, el dato es de treinta veces más, el triple.





Calles-basurales en La Pintana



Las diferencias y la acumulación de riqueza en muy pocas manos hacen que, por ejemplo, el 60% de las ventas y exportaciones de vino chileno estén concentradas en ocho familias; que a su vez son ocho emporios económicos.


Y parecido ocurre con las ventas de la Acuicultura del Salmón del Atlántico, donde una sola empresa controla la mayor parte de la producción…


Han pasado tres gobiernos de izquierda en Chile tras la pérdida del plebiscito del dictador Pinochet, pero sigue sin asentarse en el País un compromiso serio de lucha contra las desigualdades, y de que se vislumbre un camino hacia una mayor equidad.


Temas como la Salud están muy lejos de poder ser en Chile una herramienta  de trabajo contra la desigualdad.


Podemos preguntarnos qué ha hecho la izquierda en sus tres mandatos de gobierno al respecto. Vergonzosamente nada que pueda considerarse relevante.


La Salud en Chile es otro galimatías difícil de entender y de explicar. En la sanidad pública funcionan cuatro niveles: A, B, C y D.  La A, es para los indigentes y funciona con listas interminables según me explicaron. La B, es para l@s  trabajador@s  de salud.  Ambos niveles A y B son gratuitos.


En los niveles C y D, insisto que estamos hablando de la sanidad pública, se paga el 30% y el 70% respectivamente, según sean los ingresos que se obtienen.

Las medicinas se pagan al 100% en todos los casos excepto las que sean por enfermedades crónicas.

Mientras, paralelamente, existe una lucrativa medicina privada que vive del mal funcionamiento, programado, de la sanidad pública.

Aparentemente, para muchos, estaríamos hablando del País más europeo del Sur de América… Pero ya ven que la realidad marcha por otros derroteros.

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