La Eurocámara apoya la petición de considerar los ataques deliberados contra los informadores como "crimen de guerra".
Desde esta tarde, una pancarta pide la liberación de los periodistas rehenes en Siria en la entrada del Parlamento Europeo. "Sin libertad de prensa no hay democracia", ha recordado el presidente de la institución, Martin Schulz, tras una rueda de prensa en la que algunos eurodiputados se han mostrado dispuestos a apoyar la petición de Reporteros Sin Fronteras para que el secuestro o ataque deliberado contra informadores sea reconocido como un "crimen de guerra" por el Tribunal Penal Internacional.
En el acto ha participado el eurodiputado español Santiago Fisas, del PP, que ha recordado especialmente a los enviados especiales de EL PERIÓDICO y de 'El Mundo', Marc Marginedas y Javier Espinosa, respectivamente, y a Ricard Garcia Vilanova, fotógrafo 'freelance', capturados en Siria desde el pasado mes de septiembre. Fisas ha subrayado la necesidad de que el Parlamento Europeo tome cartas en un asunto que atañe a "la defensa de losderechos humanos y las libertades". Se estima que más de medio centenar de informadores han sido secuestrados en el país desde el inicio del conflicto.
Schulz habla ante eurodiputados, periodistas y familiares de periodistas secuestrados, en Estrasburgo, este miércoles.
Crisis de rehenes
Falkehed ha querido participar en el acto para pedir a las autoridades europeas que impulsen "la colaboración entre los Estados y los servicios secretos" ante lo que el exdirector de Libération Serge July ha definido como "una crisis de rehenes de naturaleza totalmente nueva".
Tanto July como Florence Aubemas, secuestrada en Irak en el 2005, han reivindicado la movilización como un arma para "proteger a los rehenes". "Es cierto que eso los valoriza de cara a lossecuestradores, pero si no tienes valor tu vida corre más peligro", sostiene Aubemas. "Me doy cuenta de que había subestimado la importancia de la movilización. Es muy importante para que los que están ahí sepan que no están solos", concluye Falkehed.
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