lunes, 10 de junio de 2013

Infraestructuras y transporte, problemas brasileños a un año del Mundial

A solo unos días del comienzo de la Copa Confederaciones y a un año del inicio del Mundial de fútbol, varios de los proyectos de infraestructuras en las 12 ciudades brasileñas que albergarán la cita mundialista no están cumpliendo los plazos. El tráfico, la escasísima red ferroviaria, los problemas del transporte público y el tamaño de los aeropuertos son algunos de los desafíos más importantes para un país que espera para el Mundial la visita de 3 millones de turistas. Cuatro aeropuertos se están ampliando, pero se teme que no estén listos, lo que originaría serios problemas de retrasos durante la Copa del Mundo.



“Cuando Brasil decidió acoger el Mundial se hicieron muchas promesas que se han quedado solo en papeles”, explica el ex delantero de la selección brasileña Romario Da Souza.“Por ejemplo, mejoras en transporte urbano y accesos para discapacitados”, añade.

“Hoy en día, soy muy consciente de que la situación de aeropuertos, hoteles, tecnología y telecomunicación es mala y todo parece sobrepasado. No estamos preparados en cuanto a las infraestructuras para la Copa del Mundo”, añade otra de las leyendas de la ‘canarinha’, Zico.

En Río de Janeiro, la ciudad que albergará más partidos, incluida la final, las nuevas líneas de metro proyectadas no estarán listas para el Mundial, pero sí para los Juegos de 2016. Ahora solo hay dos líneas y el autobús no es la mejor solución. Los turistas piden mejoras: “Las infraestructuras deberían mejorar pero creo que todo llegará. El metro y el tráfico están bastante mal”, afirma un turista norteamericano.“El servicio de autobús es malo, Hay muchas líneas, pero tardas mucho en llegar a los sitios. Y de metro solo hay una gran línea. No es muy práctico”, afirma otra visitante de origen francés. Mientras, los brasileños, aunque reconocen las deficiencias, creen que se saldrá adelante: “Es verdad, creo que no serán capaces de tenerlo todo listo, estadios e infraestructuras, pero Brasil es un país maravillos. Si queremos algo, lo logramos”, argumenta una aficionada ‘carioca’.

Moverse en los alrededores de las grandes ciudades es realmente complicado. En la urbe más grande de Brasil, Sao Paulo, el metro es el más concurrido del país con cerca de 4 millones de viajeros al día. En las carreteras la situación no es mejor, con casi 20 millones de coches circulando al día. La situación empeora cuando llueve por las inundaciones. Por eso, con la Copa del Mundo tan cerca, el Gobierno busca soluciones, tal y como explica el viceministro de Deportes, Luis Fernandes: “Respecto a las nuevas infraestructuras, sabemos que algunas de las construcciones no van a llegar a tiempo. Estamos buscando medidas para reducir los efectos y los problemas, como por ejemplo declarar como festivos los días de partido, lo que reduciría el problema del tráfico y del transporte público”. El dirigente político no cree que la repercusión económica de este tipo de medidas sea demasiado perjudicial: “Creo que el impacto negativo sería menor que el beneficio de organizar bien el Mundial, sobre todo respecto a la eficiencia y a la imagen proyectada al exterior”, afirma.

La inversión de dinero público es enorme.
Hasta ahora, el Gobierno se ha gastado cerca de 11 billones de euros. Para la Confederaciones se ha superado el presupuesto en un 17 por ciento. Para el Mundial, se espera que el gasto se duplique. Eso sí, se confía en que todo ello conlleve un crecimiento económico sostenido del país, algo que ya se ha experimentado en anteriores sedes como Estados Unidos, Corea, Alemania o Francia.

“Estamos construyendo nuevas líneas de transporte para el Mundial, pero también para los brasileños en el futuro. Hablamos de un evento que dura un mes y las infraestructuras son también para el futuro. Otro ejemplo: estamos creando una red de acceso a internet de alta velocidad para el país entero, incluso la región amazónica, algo totalmente inaudito. Y esto, será fantástico para Brasil”, explica Luis Fernandes.

“Desafortunadamente hoy, muchas cosas relacionadas con la Copa del Mundo no son positivas para el país. La mayor parte de la inversión y del gasto no es necesario, porque Brasil sigue teniendo muchos problemas sociales y políticos. Hospitales y escuelas públicas en mal estado y nada de inversión al respecto, por ejemplo. Pero como brasileño, soy muy positivo y quiero creer que la Copa del Mundo será buena para el país y traerá muchos beneficios para el futuro”, finaliza Romario.

Solo el tiempo dirá si la inversión da el fruto deseado.

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