Los ecos del “juicio del siglo” en Brasil se escuchan desde México hasta Argentina. La condena de casi 11 años de prisión a José Dirceu, jefe de gabinete del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, por el esquema de corrupción conocido como “mensalao”, sacudió la política brasileña, y envió un mensaje a toda América Latina.
Dirceu, de 66 años, exdiputado y fundador del Partido de los Trabajadores (PT), un símbolo de la resistencia a la dictadura militar de los años sesenta, fue acusado de ser el cerebro de esta red de sobornos para conseguir apoyo político para el primer gobierno de Lula (2003-2006), que no tenía mayoría en el Congreso. Dirceu “detentaba una de las más importantes funciones de la república. Ensució la función y tomó decisiones clave para el éxito de su emprendimiento criminal. Fue un delito de lesión gravísima a la democracia. Afectó pilares importantísimos de la institucionalidad”, señaló el juez Joaquim Barbosa, al leer la decisión del Supremo Tribunal Federal.
El “juicio del siglo” que se inició el 2 de agosto, debía definir la responsabilidad del desvío de unos 35 millones de dólares de fondos estatales, e involucró a 37 políticos y empresarios, de los cuales 25 fueron hallados culpables. La investigación pegó en la cabeza del PT: además de Dirceu, fueron condenados el ex presidente del partido, José Genoino, y el ex tesorero Delubio Soares.
De derecha a izquierda, el ex tesorero del Partido de los Trabajadores de
Dilma Rousseff, que en ningún momento se entrometió, no comentó la sentencia, pero recibió al juez Barbosa, quien será elegido presidente del Supremo Tribunal Federal en un hecho histórico, ya que será el primer presidente negro de la máxima institución judicial. Todo un símbolo.
En cuanto al futuro del PT, depende de la forma como el partido reaccione. Para Colombo, hay un proceso de renovación “por la salida de miembros antiguos y la condena de Dirceu y Genoino. El alcalde electo en San Pablo, Fernando Haddad, no está vinculado a la generación de los mayores, y se postula para ser candidato a suceder a Dilma. Estos dirigentes no tienen que ver con el pasado histórico. El partido se está separando de la generación “mensalao”.
Los que han sido declarados culpables fueron los hombres más próximos a Lula, sus compañeros de partido durante 30 años. Si bien el expresidente no fue procesado, “eso no significa que se haya librado enteramente”, opina Hippolito. “El gran temor de Lula es que después de esto, alguien inicie una acción en la justicia contra él”, ya que “es muy difícil imaginar que Dirceu fuese a tomar esas actitudes sin autorización de Lula”, como alegan varios abogados defensores.
Para Colombo, la suerte de “Lula es una incógnita. En un primer momento su imagen no fue afectada como se vio en las recientes elecciones municipales, en las cuales Lula apoyó algunos candidatos en lugares importantes como San Paulo, que ganaron”, pero todavía no se sabe qué va a suceder.
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