martes, 13 de septiembre de 2011

“La derecha controla toda la prensa en Chile”

En entrevista a Carta Maior, el periodista Marcelo Castillo, presidente del Colegio de Periodistas de Chile, analiza la situación de la prensa en su país y puntualiza un dominio casi completo de la derecha sobre la definición de la línea editorial de los grandes medios de comunicación.
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Marcelo Castillo, presidente del Colegio de Periodistas de Chile
En entrevista a Carta Maior, el periodista Marcelo Castillo, presidente del Colegio de Periodistas de Chile, analiza la situación de la prensa  en su país y manifiesta un dominio casi completo de la derecha sobre la definición de la línea editorial de los grandes medios de comunicación. "Lo más lamentable es que muchos periodistas optaron por la ideología liberal. Creen, sobre todo, en la competencia, en sus carreras, y piensan que basta que ellos sean buenos profesionales, de manera aislada, para que la realidad de la prensa cambie".

Marcelo Castillo es periodista hace 25 anos. Su trayectoria es diversificada y extensa. Trabajó en publicaciones tan diferentes como El Mercurio y la revista Punto Final, el Diario Financiero y la revista Cauce, todos de diferentes enfoques políticos. También fue reportero de agencias de noticias como UPI y Reuters. Fue director del diario La Nación hasta marzo del 2010, cuando Sebastián Piñera asumió la presidencia de Chile, que terminó con más de 60 periodistas despedidos y la desaparición de la versión impresa de ese importante medio de comunicación chileno. Además,   Castillo es profesor en la escuela de Periodismo de la Universidad de Santiago desde hace 16 anos. Hace un ano fue electo presidente del Colegio de Periodistas de Chile. Desde ese puesto, él hace un análisis para  Carta Maior, de la situación de la prensa en Chile. 

¿Como se compone hoy la prensa en Chile en cuanto a sus líneas editoriales? 

La industria de los medios de comunicación tiene una presencia avasallante de centro derecha y de derecha. Veamos por cada sector. Considerando los diarios de circulación nacional, todos son de derecha y pertenecen a dos grupos empresariales que se identifican con el actual gobierno. Ellos se diferencian solamente por sus distintos tipos de público. En el segmento radial, cerca del 70% de las concesiones son controladas por el Grupo Prisa, de España. Es un sector un poco más progresista que la prensa escrita. 

En el caso de la televisión, hoy todos los medios de comunicación, por un lado o por otro, siguen una línea editorial de derecha o, en el mejor de los casos, de centroderecha. El Canal 13 es del grupo empresarial Luksic,     Chilevisión es de la Time Warner, Mega es del grupo Claro. Sólo se salva a TVN, tv pública, que tiene un poco más de independencia, pero es encabezada por personas de confianza del presidente Sebastián Piñera.

¿La derecha detenta el poder en la prensa de Chile, entonces?

No caben muchas dudas sobre eso. Ellos controlan las líneas editoriales, aunque existan matices entre un vehículo y otro.

¿Hay algún medio de comunicación de centro izquierda importante, que de alguna manera haga un contrapunto a La Tercera y El Mercurio (los dos mayores diarios de derecha en Chile)? 

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Creo que los que existen, algunos bastante buenos, sólo confirman la regla. Tal vez los casos más destacados por el público estén en la radio Cooperativa, que es de empresarios demócrata-cristianos, de centro. Después viene Bio Bio, una radio que hace un periodismo crítico, pero sin una línea editorial definida. No hay medios de centroizquierda o de izquierda realmente poderosos, con alta audiencia. Simplemente ninguno de ellos tiene recursos para ser considerados dentro de la industria mediática. 

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Están las revistas Punto Final, El Ciudadano, The Clinic, Cambio 21, El Periodista, etc, pero como dije (y se molestan cuando digo esto, deberían juntarse todos y hacer una única publicación. Es preciso mencionar la irrupción de los medios digitales, donde hay algunos que tienen muchas visitas, como El Mostrador y CiperChile. Pero, si consideramos los números totales de visitantes únicos, nuevamente los ganadores son, por un gran margen, El Mercurio e La Tercera. Ellos tienen los medios tecnológicos y humanos para hacer periodismo en serio, pero lamentablemente están cargados de ideología neoliberal.

¿Cuál es su opinión sobre el informe de la Organización Periodistas sin Fronteras que dice que en Chile la Concertación (hoy oposición) mantuvo durante veinte años una extrema concentración de los medios de comunicación creando grandes obstáculos al pluralismo y con conflictos de intereses? 

Es verdad que la Concertación no tuvo una política de comunicación activa para mantener los medios que nacieron al final de la dictadura y para desarrollar otros. Dejó libre el mercado para el surgimiento de nuevos medios, pero, en vez de nacer, muchos de ellos murieron: los diarios Fortín Mapocho, La Época y Siete. Las revistas Análisis, Cauce e Apsi, entre otras.

Ahora está de moda culpar a la Concertación por todo. Lo que no se dice es que la izquierda, fruto de su sectarismo interno, también fue incapaz de crear medios poderosos. Y eso se mantiene hasta hoy.

Los conflictos sociales que estallaron   en el último período generaron también protestas y críticas a los medios de comunicación.

¿La toma de Chilevisión por parte de los estudiantes va en ese sentido o fue solamente un hecho coyuntural? 

No fue coyuntural de ningún modo. Hay un reclamo muy fuerte contra los de comunicación que, a mi juicio, se vuelve muchas veces de modo equivocado en las manifestaciones contra los periodistas, que son sólo trabajadores sin poder de decisión. La ciudadanía debe exigir su derecho a ser bien informada. Ese tipo de manifestaciones son una forma. No obstante, creo que más importante es crear nuevos medios, redes, alianzas, asociaciones para multiplicar contenidos transformadores. Surgió, por ejemplo, la Televisión Pública, creada por estudiantes de periodismo de la Universidad de Chile.

¿Es verdad que hoy en Chile, se hace menos prensa escrita que cuando terminó la dictadura? 

Creo que la circulación de los diarios Fortín Mapocho, La Epoca, y de las revistas Análisis, Apsi, Cauce, Página Abierta, Pluma y Pincel y El Popular, entre otras, era muy superior al de las revistas de oposición que existen ahora. Pienso que había más influencia editorial de centro izquierda de lo que se verifica hoy en los medios escritos, que es donde se gesta la influencia política.

¿Por qué ocurrió eso? 

Son las consecuencias de la transición pactada. Los chilenos eligieron en 1988 una transición sin ruptura con la herencia institucional pinochetista que todavía está vigente en muchos aspectos. Creo que fue un error, pero…¿De que vale llorar sobre la leche derramada? Lo que sería importante ahora es gestar una nova mayoría, contundente, para una nueva Constitución. Es lo que yo quería en 1988 e intenté hacer hasta 1992. Fuimos derrotados por aquellos que creían “en la medida de lo posible”. Sin duda, en este sentido, la Concertación salió victoriosa.

¿Qué sucedió con el   diario La Nación, un medio 70% estatal?


Lo mismo que ocurrió con todos los medios de comunicación bajo la Concertración. No se le dio importancia a la creación de una política de comunicación que fortaleciese a los medios de comunicación públicos, de propiedad estatal, con la única excepción de la TVN. Se mantuvo una figura de sociedad anónima que generó una serie de ambigüedades, como la existencia de accionistas minoritarios con poderes extraordinarios. No se crearon los mecanismos institucionales necesarios para dar independencia al diario en relación al gobierno.

¿Cuál es el peso del sindicato de periodistas en Chile? 

Es   pequeño desde el punto de vista cuantitativo. De los cerca de 12 mil periodistas que existen no Chile, sólo cuatro mil están inscritos en el Colegio de Periodistas. Y los que participan activamente son aún menos. Los medios de comunicación colocan obstáculos para que los periodistas se afilien al sindicato: se niegan a descontar las cuotas en los salarios. Pero lo más lamentable es que muchos periodistas optaron por la ideología liberal.


Cren, por encima de todo, en la competencia, en sus carreras, y piensan que basta que ellos sean buenos profesionales, de manera aislada, para que la realidad de la prensa cambien. No llegan a ver los problemas estructurales de los medios de comunicación que nosotros denunciamos y de los cuales los periodistas son víctimas.


Es triste cuando los periodistas se transforman en los destructores de su propia organización. En Chile, no existe ninguna organización periodística más poderosa que el Colegio, pero reconocemos su debilidad, similar a la del movimiento sindical que no agrupa más  que al 15% de los trabajadores.

¿Cuál es el nivel de ingresos de los periodistas? 

Hay estudios – recomiendo los de la académica Claudia Melado en www.periodistasycomunicadoresdechile.cl – que indican que la media salarial de los periodistas está en torno a los 450 mil pesos aproximadamente. O sea, menos de mil dólares por jornadas de tempo integral sin horario fijo y con turnos en los fines de semana. Hoy se están ofreciendo trabajos, con altas exigencias, como hablar inglés con fluidez  por 250 mil pesos, es decir,   cerca de 600 dólares.

¿Los partidos políticos apoyan efectivamente la libertad de expresión o no? 

No. No la apoyan. Cuando el diario La Nación cerró sólo un pequeño grupo de parlamentarios, no más de cinco, encaró una lucha firme para defender la existencia de ese medio, controlado por el Estado. Los demás dieron vuelta la cara y miraron para otro lado. Como ellos precisan de los grandes medios de comunicación para sus campañas, para difundir sus políticas, prefirieron conciliar con las grandes cadenas empresariales de comunicación.

¿Por qué usted cree que es más fácil para un corresponsal extranjero obtener datos por parte de las autoridades que para un periodista   chileno? 

La sociedad chilena es altamente segmentada. Vivimos en mundos paralelos, como yo digo. Los que se sienten beneficiados por el modelo económico miran con un desprecio característico de los ganadores al resto de la sociedad. 

Entonces esos ganadores sólo se sienten obligados ante fuerzas más poderosas, que viene de fuera de Chile. Seguramente usted se refiere a medios de comunicación de naciones más poderosas: Estados Unidos, Europa, Brasil y hasta Argentina. Pero eso no vale para   Perú o Bolivia, por ejemplo, países que la mayoría de los chilenos ven como inferiores y que, en cualquier momento, nos van a pasar una cuenta que es muy cara, por nuestra prepotencia.

El país, la ciudadanía y la prensa en Chile ¿Están maduros como para definir claramente su línea editorial, como ocurre en otros lugares del mundo? 

Desde luego. Ya tenemos 20 años de democracia. Imperfecta, es cierto. Pero ya es hora de que podamos reconocer nuestras diferencias sin odiarnos, sin querer destruirnos los unos   a los otros. Sin ofensas. Con argumentos.
 
 

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