miércoles, 24 de agosto de 2011

El Gobierno de Chile resta importancia a la huelga de 48 horas llevada adelante por el movimiento obrero

Los sindicatos tachan de éxito la protesta, durante la que 35 personas han sido arrestadas

 Dos policías arrestan a uno de los manifestantes durante la huelga convocada por la CUT en Santiago de Chile. MARTIN BERNETTI | AFP

Dos policías arrestan a uno de los manifestantes durante la huelga convocada por la CUT en Santiago de Chile.

"El Gobierno quiere convencernos de que la situación es normal, pero eso es falso", ha asegurado este miércoles el líder de la Central Unitaria de Trabajadores de Chile (CUT), Arturo Martínez, al evaluar positivamente la huelga de 48 horas que realiza el movimiento obrero contra el presidente Sebastián Piñera. Se trata de la primera protesta de este alcance desde que el país recuperó la democracia, en 1990. Piñera, por su parte, ha dicho que el acatamiento a la medida de fuerza ha sido muy bajo y que solo se propuso para "causarle daño a Chile. "Afortunadamente hasta ahora el país está funcionando con bastante normalidad", ha agregado.

La protesta de la CUT fue convocada en demanda de mejoras sociales y en el marco de la creciente ola de movilización que tiene a la cabeza a los estudiantes que exigen una educación pública y de excelencia.
Durante las primeras horas de este miércoles han tenido lugar en el centro de Santiago algunos enfrentamientos entre manifestantes y carabineros (policía militarizada). Han sonado las bombas lacrimógenas y, otra vez, los cañones de agua han tratado de dispersar a los que han salido a las calles. Unas 35 personas han sido detenidas. El sindicalista Martínez ha exhortado a los manifestantes a no causar violencia: "No compartimos las barricadas".

La situación en Santiago

El dirigente sindical ha considerado exitoso el llamamiento al cese de la actividad. “Se va instalando la huelga, la gente ha salido a las calles y esquinas a manifestarse pacíficamente. El Transantiago [transporte público capitalino] está funcionado a medias, el centro de la ciudad se ve casi vacío, hay paros en empresas. El aeropuerto se paró una hora y hubo manifestaciones", ha explicado. A diferencia de otros países de la región, el movimiento obrero chileno está muy atomizado. La patronal sostiene que la actividad de las empresas no se ha visto alterada por la medida de fuerza.
Piñera, por su parte, ha criticado a los que gobernaron Chile durante 20 años, no atendieron demandas postergadas y ahora se suman a la protesta. "Los partidos que apoyaron a los gobiernos anteriores, y que, en cierta forma, son los que han generado estos problemas, que ahora nos ayuden no a agravar los problemas, sino que a solucionarlos", ha pedido. "Una cosa es una marcha, y otra cosa es intentar paralizar el país", ha advertido. Piñera ha dicho, no obstante, que su Gobierno "tiene las puertas abiertas" para dialogar.

Malas relaciones entre el oficialismo y sus adversarios

La huelga ha agravado las malas relaciones entre el oficialismo y sus adversarios, que reclaman reformas profundas y la convocatoria de una consulta popular. Algunos dirigentes de la derecha (en el poder) han comenzado a utilizar un lenguaje que recuerda al de la última dictadura de Augusto Pinochet. Las palabras "subversivos", "ultras" y "comunistas" han vuelto a escucharse con tono acusatorio.
"Lo que piden es cambiar todo en el país. Eso se hace por la vía democrática. Quienes crean que hay cambiarlo todo, que se presenten a las elecciones respectivas y consigan los votos para cambiar todo como estimen conveniente”, ha respondido el ministro de Obras Públicas, Laurence Golborne.

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