El presidente chileno Sebastián Piñera recibirá el lunes a su colega estadounidense Barack Obama en el principal símbolo de la pérdida de la democracia de Chile: el palacio de gobierno de La Moneda, destruido en 1973, durante un golpe militar alentado por EEUU,CIA y la administración de Richard Nixon.
De estilo neoclásico, el palacio tiene al frente la Plaza de la Constitución, donde se ubican estatuas de los últimos presidentes democráticos muertos, y en su parte posterior un moderno Centro Cultural subterráneo, desde donde Obama dirigirá su primer discurso a los países latinoamericanos.
Obama sostendrá un par de reuniones de trabajo con Piñera y luego ambos ofrecerán una rueda de prensa conjunta en el edificio cuya construcción se inició en 1748. Un siglo después empezó a ser utilizado como residencia de los Presidentes.
Cuando el presidente Salvador Allende inició su gobierno, en 1970, La Moneda sólo era usada como sede del gobierno. Tres años después el cadáver del mandatario fue sacado desde el palacio por una puerta lateral, cuya dirección _Morandé 80_ fue borrada del mapa por el régimen militar, que al reconstruir el edificio, hizo desaparecer la famosa puerta y el salón Independencia,donde se suicidó el mandatario.
La entrada privada de los gobernantes fue reabierta en 2003, bajo el mandato de otro presidente socialista, Ricardo Lagos, quien tres años antes dispuso que las puertas principales del palacio, que permanecieron cerradas durante tres décadas, fueran reabiertas para que la ciudadanía pudiera atravesar sus antiguos y gigantescos patios.
La presidenta Michelle Bachelet dispuso la restauración del salón Independencia, con muebles originales que pudieron recuperarse. Algunas visitas importantes tienen el honor de conocer esa sala del palacio. Es probable que Obama sea uno de ellos.
El palacio de La Moneda fue bombardeado el 11 de septiembre de 1973 por aviones Hawker Hunter que en siete pasadas lanzaron 17 cohetes, que desataron un incendio que destruyó una parte importante del edificio.
Allende ordenó a los ministros, médicos y guardias personales que lo acompañaban a descender al primer piso en medio del humo. Se despidió de cada uno y regresó al salón Independencia, donde se suicidó. Uno de los doctores, Patricio Guijón, se devolvió a buscar una máscara antigases _que quería como recuerdo_ cuando sintió el disparo, entró y vio a Allende sentado en un sillón, con el cráneo destrozado.
Un comité de senadores estadounidense concluyó en 1975 que el presidente Richard Nixon y su asesor de seguridad nacional Henry Kissinger gastaron millones de dólares para desestabilizar la economía del gobierno socialista de Allende y conspirar con oficiales militares para derrocarlo.
Allende prefirió morir antes que rendirse a los uniformados, que instauraron una dictadura que se prolongó por 16 años y medio y dejó más de 3.000 opositores muertos.
La mayoría de los colaboradores de Allende que se rindieron, pasaron a ser los primeros torturados y desaparecidos de la dictadura.
El dictado Pinochet nombró al entonces coronel Manuel Contreras a la cabeza de la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA, la más cruel y sádica de las dos policías represivas que tuvo durante su régimen. Posteriormente, Contreras también recibió un pago de la CIA, según admitió el organismo de inteligencia estadounidense en el "Informe Hinchey" de 2000 que hizo llegar al Congreso de Estados Unidos.
Aunque unos 800 militares han sido condenados o están procesados por crímenes de lesa humanidad, aun falta aclarar las circunstancias en que murieron más de un millar de izquierdistas. Uno de los temas que Obama abordará con Piñera es el relacionado con los derechos humanos.
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