Final polémico a la primera visita de un presidente de Chile a Cuba desde el viaje realizada por Salvador Allende en
En Santiago de Chile, Sebastián Piñera, líder de la
Bachelet no fue consciente de la importancia de su visita y de sus gestos con un silencio clamoroso al inaugurar
Bachelet, siguiendo la retórica oficial, estampó su firma en un comunicado final mencionado que Fidel Castro está "activo" y en "muy buenas condiciones". Además posó junto a él, una vez más con chandal, en el centro secreto donde se halla recluido desde julio de 2006 tras debatirse entre la vida y la muerte y comenzar una enfermedad irreversible que desencadenó, como informó El Semanal Digital, su sustitución por su hermano Raúl.
Lo peor para Bachelet vendría después de esta entrevista y esta sesión de fotos, al afirmar Castro en un comunicado, publicado por todos los medios cubanos, que Bolivia sufrió una extraordinaria humillación histórica cuando Chile le arrebató la costa marítima que le daba amplio acceso al océano Pacífico.
La oposición cubana, a la que Bachelet despreció durante su estancia en la isla, no dejó de señalar la gravedad de la falta de la doble moral de la presidenta olvidando que ella misma fue una presa política, su madre sufrió el destierro y su padre la muerte por defender la libertad frente a la opresión. Alejandro Foxley, ministro chileno de Exteriores, intentó recoger los platos rotos. Pero ignoró, de forma irresponsable, que el significado de la visita de Bachelet a Cuba era muy distinto al de las estancias de Luiz Inácio Luda da Silva, Cristina Fernández de Kirchner e incluso la próxima visita de Felipe Calderón.
De los errores cometidos por Bachelet y su círculo de hierro del Palacio de
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