viernes, 13 de febrero de 2009

Bofetada de Castro a Bachelet en su primera visita a Cuba

El apoyo de Fidel Castro a Evo Morales y la demanda marítima de Bolivia, y el portazo de la presidenta a la oposición en su primera visita a Cuba, levantó duras críticas en Chile.

Final polémico a la primera visita de un presidente de Chile a Cuba desde el viaje realizada por Salvador Allende en 1972 a La Habana. Michelle Bachelet debió de preveer el significado de sus gestos, y también de sus silencios, en lo que fue un revés personal de ella y de su equipo de asesores.

En Santiago de Chile, Sebastián Piñera, líder de la Alianza por Chile, fue caústico con la presidenta al señalar al diario La Segunda que la visita de Bachelet a Cuba fue "muy perjudicial y negativa para los intereses chilenos", después de que Fidel Castro, tras reunirse con la presidenta, fustigara la dureza de Chile frente a la demanda marítima de Bolivia.

Bachelet no fue consciente de la importancia de su visita y de sus gestos con un silencio clamoroso al inaugurar la Feria del Libro de La Habana, acontecimiento utilizado siempre con habilidad por los hermanos Castro. Bachelet no tuvo palabras para defender con energía la libertad de expresión en Cuba olvidando la censura en la isla para la obra de escritores chilenos de la talla e importancia de Pablo Neruda y Jorge Edwards.

Bachelet, siguiendo la retórica oficial, estampó su firma en un comunicado final mencionado que Fidel Castro está "activo" y en "muy buenas condiciones". Además posó junto a él, una vez más con chandal, en el centro secreto donde se halla recluido desde julio de 2006 tras debatirse entre la vida y la muerte y comenzar una enfermedad irreversible que desencadenó, como informó El Semanal Digital, su sustitución por su hermano Raúl.

Lo peor para Bachelet vendría después de esta entrevista y esta sesión de fotos, al afirmar Castro en un comunicado, publicado por todos los medios cubanos, que Bolivia sufrió una extraordinaria humillación histórica cuando Chile le arrebató la costa marítima que le daba amplio acceso al océano Pacífico.

La oposición cubana, a la que Bachelet despreció durante su estancia en la isla, no dejó de señalar la gravedad de la falta de la doble moral de la presidenta olvidando que ella misma fue una presa política, su madre sufrió el destierro y su padre la muerte por defender la libertad frente a la opresión. Alejandro Foxley, ministro chileno de Exteriores, intentó recoger los platos rotos. Pero ignoró, de forma irresponsable, que el significado de la visita de Bachelet a Cuba era muy distinto al de las estancias de Luiz Inácio Luda da Silva, Cristina Fernández de Kirchner e incluso la próxima visita de Felipe Calderón.

De los errores cometidos por Bachelet y su círculo de hierro del Palacio de La Moneda, sin duda este es el tropiezo más grave. Una visita mal planificada, y ejecutada con errores de todo tipo, han permitido a un Castro terminal, propinar una sonora bofetada que tendrá sus consecuencias en el tenso escenario político que se vive actualmente en Santiago de Chile.

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