El mismo grupo de forenses chilenos y extranjeros que exhumaron al presidente Salvador Allende y establecieron su suicidio, desenterrará en la primera quincena de abril al poeta chileno Pablo Neruda para determinar las causas de su fallecimiento, anunció el lunes el juez Mario Carroza.
Pablo Neruda
La insistencia del chofer y ayudante personal de Neruda, Manuel Araya, en su tesis de que fue envenenado, llevó hace un par de años al Partido Comunista a solicitar la exhumación del vate para establecer las verdaderas causas de su deceso, el 23 de septiembre de 1973, a sólo 12 días del golpe militar liderado por el general Augusto Pinochet.
Su muerte se registró un día antes de salir al exilio, cuando el avión que lo llevaría a México lo esperaba en el aeropuerto internacional de Santiago, con otros 300 izquierdistas que aguardaban para huir de la cruenta dictadura, recién inaugurada.
Neruda murió a los 69 años en la clínica privada Santa María, la misma donde nueve años después sería asesinado el ex presidente Eduardo Frei (1964-1970), según la investigación judicial, a cargo del mismo juez Carroza, un experimentado investigador de casos de violaciones a los derechos humanos.
"La convicción (para exhumar) está en los informes que se pidieron porque también se tenía que ver si era factible la diligencia, y una vez que se tuvo todo eso, se tomó la determinación", dijo el juez a la prensa.
La tumba de Neruda está en una esquina de su famosa casa de Isla Negra, un pequeño pueblo turístico sobre el océano Pacífico, 110 kilómetros al oeste de Santiago, donde yace junto a su esposa Matilde Urrutia.
Unos metros más abajo de la tumba, las olas golpean con fuerza las rocas negras del lugar, cuya pequeña playa no es apta para bañarse.
Neruda veía en todo momento ese mar que amaba desde el enorme ventanal de su dormitorio, que ocupaba toda una pared, y desde donde salió con dirección a la Clínica Santa María, y de allí a un simple nicho del cementerio metropolitano de Santiago, hasta que pudo ser trasladado a su tumba definitiva de su casa de madera y piedra de Isla Negra.
La versión oficial señala que Neruda murió por un cáncer a la próstata y por la pena que le ocasionó la muerte de su gran amigo Salvador Allende, y de muchos otros cercanos, tesis avalada por su viuda, Matilde Urrutia, y por la Fundación Pablo Neruda, que administra todos sus bienes.
Sin embargo, Araya insistió por más de tres décadas en que el segundo Premio Nobel de Literatura chileno — la primera fue la poetisa Gabriela Mistral — fue envenenado con una inyección con un analgésico que ordenó ponerle un médico que no era de sus doctores de cabecera.
Pese a que los directivos de la Fundación siempre compartieron la versión oficial sobre la muerte del vate, conversaron con el juez y concordaron en exhumarlo.
Araya, entrevistado por la AP, relató que pidió ayuda a un médico porque el poeta estaba con muchos dolores, "y este médico, muy gentil, va y le coloca una dipirona (un analgésico) y la dipirona lo mata".
El abogado Eduardo Contreras, que presentó la querella a nombre del PC, partido en el que Neruda militó por 28 años, señaló que el certificado de defunción del poeta decía que murió por caquexia, es decir, por una desnutrición extrema causada por una rápida baja de peso, que debilita al punto de no permitir movimientos.
Sin embargo, Neruda pesaba unos 100 kilos al morir, según aseguró a la AP el entonces embajador de México en Chile, Gonzalo Martínez Corbala, quien lo visitó y estuvo conversando con él un día antes de su muerte.